Apasionado de la fotografía nocturna, tanto en su modalidad de paisaje, como el de retratos nocturnos y el Lightpainting. Eso de estar en total oscuridad y crear una imagen con sólo la luz que pueden dar las estrellas, la luz que reflejan las nubes de una ciudad que puede estar a muchos kilómetros de distancia o que puedes aportar tú con unas simples linternas o con herramientas que desprendan luz, es algo que como hagas una vez, engancha de una manera casi obsesiva. Le encanta ese momento de ver qué sale en pantalla después de estar varios minutos haciendo una foto, moviéndote por la escena dibujando círculos, iluminando a una persona, echando e iluminando humo, es algo que sigue alucinándole.
La fotografía de conciertos tenía que venir sola, ya que iba a los que podía y siempre quieres volver con un recuerdo. pero fue a raíz de perder una compacta con la que hacía esas fotos para él, cuando ya decidió comprar una cámara más «de verdad» y tomarme un poco más en serio esto. Bueno, realmente no se lo ha tomado nunca muy en serio. Sigue siendo lo que él dice: «volver con un recuerdo». Lo que ocurre es que ahora se le ha ido de las manos y en vez de volver a casa con cinco o seis fotos, vuelve con cien, de las que salva muy pocas y además acumulando horas delante del ordenador para ordenar, eliminar, revelar, arreglar… Pero se queda con los buenos ratos que pasa con muchas bandas, ya que casi siempre se queda a charlar un rato con ellos y con algunos haciendo buenas migas.